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Juana: más allá de la basura

Desde hace más de 30 años, los habitantes de Mochuelo Bajo tienen como vecino el relleno sanitario Doña Juana, a donde van a parar los desechos de más de ocho millones de personas. A lo largo de los años la tensión entre la comunidad y el vertedero ha aumentado, al punto de culpar al basurero de las enfermedades presentes en los habitantes del barrio, como problemas respiratorios, intestinales y dermatológicos. En repetidas ocasiones, Doña Juana ha estado en el ojo del huracán por incumplimiento de términos e inconvenientes con el tratamiento de las basuras, ha sido multado varias veces y supervisado por algunas entidades del gobierno. Sin embargo, el relleno no es el único y posible contaminante en la zona, ya que en el sector hay una notable cantidad de ladrilleras.

Juana: más allá de la basura


por Kelly Valentina Cubillos Pineda

Vivir con un relleno sanitario al lado

Mochuelo Bajo es una mezcla de urbanismo y ruralidad, ubicado en la localidad de Ciudad Bolívar, al sur de Bogotá. Está atravesado por una calle principal que divide los cuatro sectores: Barranquitos, Lagunitas, Paticos y La Esmeralda. Al caminar por las frías calles de Mochuelo Bajo, es común ver a sus habitantes con ruana, gorro y usando tapabocas por el olor que emana La Juana, como llaman al relleno sanitario, que está ubicado a menos de 600 metros de la urbanización.

Tras 23 años desde el derrumbe de más de un millón de toneladas de basura en el relleno sanitario Doña Juana, los vecinos de este barrio siguen sufriendo las consecuencias de lo que pasó el 27 de septiembre de 1997. En aquel momento, los residuos sólidos y lixiviados -líquidos que salen de las basuras- llegaron al cauce del río Tunjuelo y afectaron directamente el aire, agua, fauna y flora de estas localidades como Ciudad Bolívar, Tunjuelito, Usme, San Cristobal Sur y Rafael Uribe Uribe. Tal como lo menciona la sentencia del 1 de noviembre de 2012, se generó una “emergencia sanitaria y tragedia ambiental”, además de “infecciones respiratorias, alergias, vómitos y erupciones cutáneas, principalmente en los niños”.

Es común escuchar a los mochuelunos hablar sobre su miedo a que algo similar al derrumbe de 1997 vuelva a suceder. Tanto así, que en el barrio existen rumores de que los días están contados. Algunos lo llaman “una bomba de tiempo”. El miedo que llegó y no se ha ido desde ese 27 de septiembre está compuesto por la intranquilidad de que surja alguna enfermedad, o la preocupación por no recibir la indemnización, que luego de más de dos décadas, no han obtenido y que puede que algunos habitantes del barrio no vayan a poder cobrar, porque no tienen cómo probar que vivían allí en el momento del incidente, ya que no hay documentos que lo certifiquen. Los mochuelunos todavía recuerdan vividamente lo que ocurrió ese día del derrumbe y las consecuencias que tuvo días después.

Incumplimiento ambiental

Los que viven en la zona se quejan del incumplimiento de los términos presentes en la licencia ambiental, responsabilidad de los diferentes operadores del relleno sanitario, antiguos y nuevos; situación que ha generado contratiempos de salud ambiental y que, de forma indirecta, afecta a esta comunidad. Según el responsable de la Fundación Pocalana en Mochuelo Bajo, Germán Esquivel, los vecinos se sienten incómodos en sus actividades diarias, por ejemplo, cuando se nota un aumento en la cantidad de moscas o se percibe el mal olor en la zona.

Para la Corporación Autónoma Regional (CAR), una licencia ambiental es el documento que recopila los permisos, concesiones y autorizaciones de un proyecto. En el caso del relleno sanitario, en la licencia se hacen consideraciones que el operador del relleno debe cumplir, como el desarrollo del dique ambiental, compra de predios cercanos, control de olores, recubrimiento de basuras, mantenimiento de vías y zonas de descargue, entre otros.

El relleno sanitario Doña Juana ha recibido a lo largo de los años numerosas sanciones, siendo una de las razones por las que es conocido. Acorde a El Tiempo, Doña Juana ha tenido cinco multas durante los últimos diez años, la más reciente en el 2020 derivada de una instigación que comenzó en el 2017, debido al incumplimiento del Plan de Emergencia y Contingencia. Esta multa es por un valor de 5.581 millones de pesos colombianos.

Otros problemas

La casa de Erminda Rodríguez está ubicada a pocos metros de la reja del relleno sanitrio, en el barrio Barranquitos / Foto: Kelly Cubillos

María Ermínda Rodríguez es una mujer de la tercera edad que vive sola en su “casita”, como ella misma la llama, en el sector de Barranquitos, el más cercano al relleno y en el que algunos habitantes del sector aseguran que allí se sienten más los olores. Llegó al barrio hace unos 20 años, pero expresa que, en aquella época, el olor era insoportable, tanto que le producía ganas de vomitar. Las moscas también eran su dolor de cabeza, “tocaba era taparse las orejas porque se le concentraban los sonidos en los oídos”, dice.

A pesar que la comunidad destaca estos puntos, hay otros problemas dentro del relleno que no son tan visibles para los vecinos, como el mal estado de las vías dentro del relleno, causante de retrasos en la disposición de los residuos o la falta del correcto recubrimiento de las basuras, que ocasiona olores y vectores (insectos, roedores, entre otros). Por medio de una investigación llevada a cabo por la Personería de Bogotá, dada a conocer en septiembre de 2019, se evidencia que además del incumplimiento de términos de la licencia ambiental, el abandono de máquinas (compactadores, tractor, bulldozer, cargador, camión, entre otras) e inconvenientes con el tratamiento de los lixiviados, que presentan elementos contaminantes que no deberían estar ahí luego del proceso al que son sometidos, como “cloruro, arsénico, zinc, cromo, hierro, níquel, grasas y aceites”.

Los mochuelunos conocen su barrio, lo bueno y lo malo, llevan mucho tiempo viviendo con La Juana, una vecina impredecible, arbitraria y olorosa. Uno de ellos es Miguel Rodríguez, de 57 años, actual presidente de la Junta de Acción Comunal (JAC) de Lagunitas, que cuenta que hace más o menos un año y medio, por medio de reuniones entre los habitantes y el operador del relleno, Centro de Gerenciamiento de Recursos Doña Juana (CGR), se logró que el recubrimiento de las basuras se realizara de la forma debida y no solamente con una polisombra.

Rodríguez recuerda que en una de estas reuniones se les explicó a los asistentes cómo se hace dicho recubrimiento y que, cuando es hecho de forma correcta, se puede evitar o disminuir la proliferación de vectores y olores.

Tratamiento de los lixiviados y la contaminación

En la investigación mencionada, la Personería de Bogotá asegura que el procesamiento de los lixiviados es preocupante, ya que están en uso únicamente cinco de los 26 equipos de tratamiento y tienen “escasa capacidad de almacenamiento”. A pesar de esto, el operador del relleno habría continuado con el vertimiento de los mismos en el río Tunjuelo, aun cuando presentan elementos contaminantes. De acuerdo a la expersonera, Carmen Castañeda, en otros países hay más de 70 parámetros establecidos para realizar vertimientos, pero en la capital colombiana solo existen 58, de los cuales y hasta julio del 2019, el CGR únicamente ejecutaba 27.

Diego Romero, ingeniero ambiental de la Universidad Distrital Francisco José de Caldas, explica que los parámetros son mediciones que se toman a los lixiviados para conocer ciertos valores como la Demanda Biológica de Oxígeno (DBO), Demanda Química de Oxígeno (DQO) y la presencia de metales pesados (cadmio, zinc, mercurio, cobre, entre otros). Según Romero, los valores de mercurio son los que presentan mayor incumplimiento para las normativas nacionales, en cambio para las internacionales son cobre, hierro y plomo.

Los lixiviados surgen durante la degradación de la materia orgánica y este proceso no solo ocurre en los rellenos sanitarios. Si se dejara a descomponer alguna basura, luego de un tiempo y dependiendo de las condiciones del lugar, este fluido se generaría. Así lo explica Diana Cristancho, ingeniera ambiental y profesora de la Universidad Central, experta en agua residuales y que ha realizado estudios sobre los lixiviados en Doña Juana. Debido a su experiencia, conoce algunas falencias como las de la Planta de Tratamiento dentro del relleno sanitario, que no cumplen la norma en su totalidad y generan contaminación.

Desde el sector de Barranquitos, de Mochuelo Bajo, se pueden ver algunas de las piscinas de lixiviados / Foto: Kelly Cubillos

Durante su investigación, Cristancho determinó que si bien el agua del río Tunjuelo estaba afectada por la contaminación, la culpa de esto no era 100% del relleno sanitario, de curtiembres, como la minería, o de las otras actividades que se realizan cerca al nacimiento. “El relleno no es que sea el único responsable, pero contribuye al deterioro de la calidad. Factores ambientales como subidas o bajadas de temperatura, también pueden perjudicar”. Diana Cristancho expresa que los lixiviados también pueden generar olor, pero que este no será tan fuerte como el de la zona de disposición de basuras.

El tratamiento de los lixiviados es el que permite hacer la remoción de elementos contaminantes del líquido, con el fin de asegurarse que el lixiviado esté entre los límites y parámetros permitidos. Según la experta, Doña Juana es el único relleno sanitario del país que tiene un procedimiento biológico y químico de estos fluidos. Químico, como su nombre lo dice, añadiendo sustancias y productos químicos. Biológico porque hacen uso de unos zanjones o cavidades que oxidan la materia presente por medio de bacterias, estas “pueden disminuir algún tipo de carga contaminante, para que estos lixiviados cuando vayan a entrar a la planta de tratamiento sean más asimilables”. Cristancho añade que este proceso puede ser complejo, teniendo en cuenta que existen factores externos que pueden afectar con la operación.

El entonces director de CGR Doña Juana, Hector Ospina, estuvo en el cargo entre enero y octubre de 2019. Desde enero de 2020, Zulma Correa ocupa el puesto. Ospina aseguró que hicieron una millonaria inversión para tratar los lixiviados, además aclaró que estos no se vierten al río Tunjuelo sin ningún tipo de tratamiento y que luego de atravesar dicho procedimiento, se remueve un 70% de sustancias contaminantes. Ospina reiteró que se implementó un “Plan de Optimización de la Planta de Tratamiento de Lixiviados” y que a lo largo de los primeros seis meses del 2020, debían llegar desde Alemania “seis módulos de ósmosis inversa”, equipos especiales para el proceso de los mismos. Conforme a la Unidad Administrativa Especial de Servicios Públicos (UAESP), el CGR ha invertido 1.099 millones de pesos en las Plantas de Tratamiento.

Teniendo en cuenta el Informe mensual de supervisión y control de la UAESP, para junio de 2020 ya habían llegado dos de estos módulos de ósmosis inversa y ya se encontraban en funcionamiento. En dicho informe también se da a conocer que estas unidades de tratamiento “se alimentan de lixiviado crudo, sin pretratamiento físico químico el cual es bombeado desde el pondaje oriental de la Planta de tratamiento de lixiviados (PTL). El permeado de las unidades de Ósmosis inversa (OI) se conduce a la caja de salida, mientras que los rechazos son conducidos hacia el pondaje occidental de la PTL”. De acuerdo al El Espectador, cada seis meses progresivamente estaría llegando dicha maquinaria, para dar por finalizada su instalación en 2021.

La ausencia de una barrera ambiental

La zona verde debería ser la barrera ambiental y debería tener 10.000 árboles / Foto: Kelly Cubillos

Hay un interrogante que comparten algunos de los representantes de la comunidad, una pregunta que tiene casi la misma edad del relleno: ¿dónde está la barrera ambiental? Así como lo dice Helberth Ruíz, presidente de la Junta de Acción Comunal de Paticos y estudiante de Ingeniería Ambiental de la Universidad Distrital Francisco José de Caldas, “toda obra y toda licencia ambiental tiene que tener una zona de protección y una zona de amortiguamiento, lo que pasa es que el relleno no tiene esa zona. Debería ser un bosque gigante que permitiera un proceso de choque a toda esta problemática, lo que pasa es que no lo hay y eso debería de ser así desde hace muchos años”.

Doña Juana lleva 32 años de existencia. Mochuelo Bajo ya estaba allí cuando el relleno sanitario se fundó. En esa época, había familias viviendo ahí, hecho del cual la Corporación Autónoma Regional (CAR) y la UAESP son conscientes. “En el área de influencia indirecta social inmediata, proporcionalmente, la mayor parte de la población ha vivido allí siempre (entre el 30% y 70% en cada barrio y vereda)”, así es como está mencionado en la Resolución 2030, del 14 de octubre de 2014, en la cual se tratan los artículos que el CGR y la UAESP deben cumplir.

Miguel Rodríguez agrega que la comunidad está exigiendo la siembra de árboles grandes, de 10 o 15 metros, teniendo en cuenta que pueden ayudar a contrarrestar los olores y las moscas, “una cosa que verdaderamente se vea la barrera ambiental, no una cosa de pañitos de agua tibia”, porque les preocupa qué puede suceder mientras dichos árboles alcanzan una altura adecuada.

Según Héctor Ospina, antiguo director del operador, el CGR tiene un cumplimiento del 75% en la cantidad de árboles sembrados. Sin embargo, la Alcaldía de Ciudad Bolívar afirma que la UAESP y el CGR han cultivado 2.000 árboles, un correspondiente al 25% de los 10.000 requeridos por la Resolución 2030. Otro de los inconvenientes como lo comenta Carlos Franco, ingeniero agroindustrial de la Alcaldía, “la gente quiere que pongamos pinos, eucaliptos, especies que no son endémicas realmente y es muy complejo porque pues no se puede” y adiciona que los habitantes no son cuidadosos con los sectores ya sembrados, “rompen las rejas, dañan los árboles y por más interinstitucionalidad que haya, nosotros no podemos controlar este tipo de cosas en algunos momentos”.

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Más problemas en Doña Juana

La Personería de Bogotá también hace referencia al abandono de máquinas dentro del relleno, que habían sido entregadas por la UAESP hace algunos años, y que, debido a esto, Doña Juana estaría operando con dos de las 14 que existen. Respecto a esto, Héctor Ospina manifiesta que sería imposible operar el relleno sanitario solo con dos, teniendo en cuenta las toneladas de basura que ingresan diariamente. Previamente y por medio de un vídeo, el CGR dio a conocer que tienen 30 equipos para realizar los trabajos de cobertura diariamente.

Acorde a un informe del 2017 de la Superintendencia de Servicios Públicos y Domiciliarios, las vías de acceso y comunicación dentro del relleno estaban en mal estado. En julio de 2019, el CGR afirmó haber solucionado dichos problemas que generaban condiciones desfavorables para el desplazamiento de los vehículos, pero la Personería de Bogotá asegura que hay incumplimiento en el arreglo de la vía principal.

Respecto a las investigaciones realizadas en contra del manejo del CGR Doña Juana, Héctor Ospina rechaza las acusaciones y asegura que siguen “trabajando para cerrar esa brecha que es nuestro compromiso con la ciudad”, con el monitoreo constante a las actividades dentro del relleno. Ospina afirma que el CGR tiene un porcentaje alto de cumplimiento de las obligaciones estipuladas en la licencia ambiental y las resoluciones. “El rezago tarifario de los periodos pasados afectó a la mala situación de los equipos”, añadiendo que el déficit económico fue uno de los principales inconvenientes que impidieron tener una operación óptima, pues dificulta dar una solución rápida a los problemas dentro del relleno.

Se contactó a la actual directora general de CGR Doña Juana, Zulma Correa y al director técnico, Carlos Niño, pero no fue posible hablar con ellos para conocer su respuesta a temas como la llegada de los módulos de ósmosis inversa, el tratamiento de los lixiviados y el mantenimiento de la vía principal dentro del relleno sanitario. Sin embargo, se logró conexión con la encargada de responsabilidad social y comunaciones, Sandra Gordillo, quien se refirió unicamente a temas concernientes a su cargo y no de asuntos técnicos del relleno.

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Foto: Kelly Cubillos